1ro de enero, 2017

Si el día inicia cuando abro los ojos, el 1ro de enero -y 2017- me inició con una resaca que rompió mi racha de despertar sin cruda después de una noche de alcohol. Ni siquiera la noche de la posada, en la que los shots de whisky y tequila abundaron, consiguieron lo que dos tarros de cerveza lograron ayer: náusea, cefalea y un vómito provocado para intentar sentirme mejor.

Siempre he creído que como pasas el día uno del año, será un indicativo de lo que serán esos siguientes doce meses. Espero mi creencia sea errónea, pues estar en cama, jurando nunca más beber, no es agradable.

Pero no todo fue tan malo. Inicié a ver The AO, una de las más recientes series propias de Netflix, y la que, sin ser precisamente intensa, me tiene intrigado. Es una serie corta, tan sólo 8 capítulos de una hora promedio de duración, y de los cuales ayer vi 4. A este ritmo, esta misma semana la termino.

También intenté ver 7:19, película mexicana que transcurre durante y después del terremoto de 1985 en Ciudad de México, pero no pude con ella más allá de 15 minutos. Fracasé también en iniciar la lectura de un nuevo libro, pero con mi resaca era casi imposible mantener la atención en las letras. Lo dejé para después.

Un día muy básico, para iniciar 2017.

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