2/365: 2 de enero de 2017.

La vida real resulta más intensa que las ficciones que emiten en la televisión. Y este dos de enero me puso frente a una historia que, aunque la sospechaba, me dejó con una sensación de sorpresa e incredulidad. Pero, sobre todo, ante un dilema moral que, afortunadamente, resolví de buena manera. La verdad, a tiempo, y de frente, es mejor. Ese fue mi aprendizaje del día.

Por la tarde, Fede y yo fuimos a ver Rogue One (tengo que buscar cómo se escribe, pues insisto en pensarla como One Rogue). Fue la primera vez que callé a un par de personas que mantenían una charla en plena proyección de la película. Y funcionó, pues no volvieron a hacer ruido.

Tan caro que es ir al cine, como para ir a charlar o estar revisando el teléfono, actividades que se pueden hacer en cualquier lugar, y gratis. O al menos sin molestar.

Un día sencillo, con historias desveladas, y una buena tarde de cine.

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