Haz de mi una primavera

Esta mañana amaneció con lluvia y frío. No tenía ganas de ir a trabajar, pero se impuso el deber. Fue un día de locos en la Soriana. Terminé mi jornada laboral con un sobrante inexplicable de 100 pesos. Ahora, estoy en la Universidad, esperando a que llegue mi profesor de las 18:00, que seguramente llegará tarde. Y ya me quiero ir a mi... ¿casa? Bueno, la verdad es que no se donde dormiré hoy... ¿en la antigua o en la nueva?
Aún estoy en medio de una mudanza que, en principio no deseada, vino a marcar (e inaugurar)tajantemente mi nueva vida. Lo de nueva es porque, a pesar de que la vida es la misma, y más uno que más comunmente cambia de forma y no de fondo, en mi caso sí puedo decir que soy distinto a hace tiempo.
Pero bueno, no me voy a poner a hablar de lo que fui, lo que soy y lo que seré... Tan sólo quiero dejar una señal de la transición en la que estoy inmerso, y que parece no terminar. No me siento mal, al contrario. Estoy tranquilo. Estresado, eso si... y bastante. Pero tranquilo... divertido en ciertos momentos. En el fondo me agrada... aunque por fuera lo niegue.
Bueno, inicia el último tercio de un año marcado por situaciones extremas. Positivas y negativas. Me quedo, hasta ahora, con este proceso de maduración personal que muchos aun se niegan a ver.
Bien... me despido... esperando, al fin, a mi primer visitante...

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