Una semana...

Dice Jaime Sabines: "Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me receto tiempo, abstinencia, soledad. ¿Te parece bien que te quiera nada más una semana? No es mucho, ni es poco, es bastante. En una semana se puede reunir todas las palabras de amor que se han pronunciado sobre la tierra y se les puede prender fuego. (...) Una semana más para reunir todo el amor del tiempo. Para dártelo. Para que hagas con él lo que quieras: guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura. No sirve, es cierto. Sólo quiero una semana para entender las cosas. Porque esto es muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón."

Es cierto... una semana es poco, pero para mí ha sido mucho. Una semana sin tí, de tu ausencia absurda que no tiene explicación. Estoy muerto. Estoy muerto porque tú me mataste, lo sabes y lo sé. Muerto, porque ya no siento nada. Me dejaste sin sentimientos, vacío, como un panal abandonado, seco, sin vida. Roto el corazón, rota el alma, rota la cordura y la razón.

¿Volver a vivir? sí, pero no en tu mundo, del que he sido desterrado sin razón. Exiliado de tu corazón, mientras el mío clama volver. Pobre de mi corazón, no lo puede entender.

Ahora te toca a tí, tiempo, venir a lamerme las heridas que me he causado en la guerra, venir hacia mí para descansar en tus brazos, dormir y despertar en el nuevo mundo... -el mundo dónde tal vez ya no estés tú-.