No puedo ver, porque me han condenado

Dicen que el pasado condena. Y es cierto, condena y pesa demasiado. Qué pena, qué lástima.


Lo cierto es que ya no puedo seguir sufriendo por lo que se piensa de mí, lo que falsamente se cree.


Confieso, una vez más, que he fallado, que fallé, que me fallé a mí mismo, me traicioné como persona, fallé como amigo, como pareja, como hijo...

Estoy consciente de eso. Por eso mismo, fue que me decidí, me prometí a mí mismo, a Rodrigo, al Rodrigo que traicioné, hacer lo necesario y justo para ser mejor cómo persona, cómo hombre, cómo ser humano... No deseo cambiar para agradar a nadie, y de hecho, no creo que mi cambio agrade a todos... al fin, Rodrigo no dejará de ser incómodo a muchos y muchas, por su forma de ser, por su forma de vivir, por su forma de sentir y de pensar; por esa inmadurez aparente, por ese humor negro pocas veces entendido, por esa impulsividad difícil de domar, por esa timidez inoportuna, por ese niño que se niega a morir, por ese adulto que se niega a llegar, por esa necesidad de amar, de ser amado…


.........

Comentarios