Ya sé que no has querido hacer llorar a un gato herido...

Noche de sábado. Una de esas noches que huele a despedida, que se tiñe ya del color de la ausencia, y que ahoga con el peso del vacío. No hablo aquí de despedidas del presente. Me duelen las despedidas del pasado, y hasta las ausencias del futuro, que inexplicablemente -eso me quiero hacer creer-, no sé porque me duelen ya.
Pienso en mis amigos que se han ido, que han marchado a seguir su vida... pienso en aquellos que se alejaron emocionalmente, pienso en los que no han sabido... pienso en las ilusiones falsas del amor roto... pienso en aquellos que ya no viven físicamente, pero sí en el pensamiento... pienso en mi papá, en mis familiares, en mis dos compañeros arrancados de forma trágica...
Ausencias que pesan, y que hoy me acompañan, y que debo dejar partir dentro de pocas horas...

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