Al final del arcoiris

A la vuelta del mes, me quedan la agradable experiencia que este año significó la Feria Zapotlán 2007. Fueron dos semanas llenas de fiesta, de reencontrar amigos, de irme al Callejón -7 veces-, de surgirme el extraño placer de los Toros de Once, de beber y bailar, de vivir la alegría de mi pueblo, de mi ciudad.

Hoy, la resaca de la Feria llega en forma de nostalgia y añoranza, caminar por las calles, hasta hace días llenas de luces, de música, de gente, de danzas; hoy con su habitual calma, su rutina, sus silencios, su media luz que incita a vivir el misterio que se encierra...

Octubre se va, se va con su alegría, y llega Noviembre, cargado de recuerdos de muerte, y de la muerte misma...

Pero Noviembre también se irá. Nada es eterno. Ni Dios.

Comentarios