Días ajenos

Apenas he caído en la cuenta de que ya han pasado más de 40 noches desde tu cruel despedida, y que en esta cuaresma dolorosa apenas si he sentido el paso del tiempo, apenas si he notado lo mucho que gira la vida alrededor mio, y yo exhausto, sin ánimos de intentar levantarme, de andar, de correr, de volar. Tan solo caer y huir, y despertar cada mañana en la misma historia negra que parece no tener final.
Muchas veces he tenid la tonta fantasía de pretender cerrar fuerte los ojos, y creer que al abrirlos me daré cuenta que todo no es mas que un mal, muy mal sueño; creer que tal y como todos dicen la esperanza es lo ultimíto que se muere, y que a pesar de todo no hay que perderla. Y es cuando pienso asi cuando mas arrecia el temporal, cuanto más grandes son las olas que siguen golpeando, incesantes. Cierro los ojos, y es más amargo abrirlos y saber que todo sigue asi, vacío, gris, cubierto bajo la gruesa nube de polvo que los recuerdos han dejado al ir cayendo de la isla de mis fantasías, apoltronados en los rincones de mi habitación, que cada día me queda más y más grande, al igual que las calles, al igual que las plazas, al igual que cada sitio que guarda tu presencía, nuestra presencia.
...
Me detengo, leo lo recién escrito, y no se si enojarme conmigo mismo al seguir con esta tortura... pero no puedo parar de escribir, este maldito dolor sigue adentro, ardiendo, alimentado irónicamente por ti, por tu ausencia, por tu cínico olvido, por tu indiferencia y tu arrebatada carrera hacia tu tan ansiada libertad..., tu tan deseada emancipación de este loco que sólo hizo amarte de una y mil formas, y que en su apuesta perdió todo y más aun de lo que hubiese querido perder...
Ojalá pronto pueda contar que me he despojado al fin del amor estéril que siento por ti...

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