La porcina

Ya estaba por hablar de mis vacaciones, pero no puedo dejar de mencionar al invitado de la semana, que se ha colado por todos los resquicios y se ha convertido en el rey del momento: el virus H1N1, causante de la estrella del show, la influenza porcina.
Parece un guión de película estadunidense: de ocupar pequeños espacios en los medios de comunicación, el jueves la noticia de un brote de influenza en la capital del país y otros estados alteró la rutina de millones de mexicanos, un escenario el cual, al menos en mis pocos años de vida, nunca había padecido. Y menciono lo de padecer, pues ya vivo las consecuencias directas de la porcina –como le llamo yo a la enfermedad- en mi vida diaria. Hoy, durante todo mi turno de trabajo me vi en la necesidad de portar un cubrebocas blanco que al menos combinaba con mi camisa; y que al menos será la causa de que este lunes y martes mis actividades académicas en la Universidad se verán alteradas, pues ayer el Rector decidió suspender todas las actividades universitarias, en sintonía con las muchas medidas tomadas por las autoridades a fin de detener el contagio. Si bien es cierto en el estado aun no hay casos confirmados –por lo menos al momento de que escribo esto-, lo del cubrebocas, que ayer me parecía una broma colectiva, hoy lo tomé más en serio ante la rapidez con que está avanzando la porcina.

En un primer momento pensé que sería una forma de distraernos de los cánceres que padecemos en el país, pero lo vi más serio cuando lei los comunicados de la Organización Mundial de la Salud y gobiernos extranjeros. Y del viernes hacia acá no ha sido sino la sucesión de situaciones tan extraordinarias, como lo ha sido la suspensión de prácticamente todo tipo de actividades en la capital y otros lugares del país, incluyendo las actividades religiosos y nocturnas. Como es comun, los rumores de que ya hay un caso por confirmar en mi ciudad han iniciado y seguido a lo largo del día, y en esa misma tónica nada hay confirmado. Mi celular sigue siendo invadido con mensajes de alerta, los medios han minimizado la atención a los temas económicos, políticos y de seguridad, los cubrebocas se multiplican en quienes estamos en espacios públicos, una ligera paranoia se vive, el tema es obligado en las charlas formales e informales, y se commparte una idea comun: ¿hasta dónde llegará el inédito capítulo de la porcina?

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