El vaso de las patitas con moño azul

No me gustan los vasos con dibujitos. Me parecen tan de mal gusto. Y peor esos que tienen a san Judas Tadeo o a la Guadalupena. ¿Cómo se puede beber en paz mientras ves que San Juditas te ve, impasible, tomarte la cerveza? Es absurdo. Digo, ya con que los santos se aparezcan en los comales y los colchones, en las papayas y las paredes húmedas es suficientes. ¿Qué tienen que hacer los santitos en los vasos?

Los vasos, creo yo, son como pasaportes a otro mundo. Quitan la sed, o embriagan. O sacian el hambre, las ganas, algo... Y de repente, San José revestido de cerveza. San Charbel rodeando un buen chínguere.

Yo por eso mejor un vaso con unas patitas, con rebozo de bolitas. Más tierno el asunto, y sin líos con la autoridas vaticana, entiéndase, Bene 4x4, o Norbeto, o Sandoval.... pura celebridad de alta alcurnia.

Volviendo a mi asunto, los vasos no deberían llevar nigún grabado. Lisos, trasparentes, sin mayores pretensiones. ¿O de qué se trata? Ya ni tomar se puede en paz. Sam Juditas te ve, o San Charbel y su luto eterno. Y ni se diga de la virgencita...

Por un mundo con vasos sin santitos.

Comentarios

  1. Sublime! jajaja coincido plenamente contigo, ni santos, ni grabados de ninguna especie, si acaso, me agrada el vidrio soplado, el vidrio aumado para llevarme un líquido a la boca. Deconfío, sobre todo, de aquéllos vasos que algún día han sido veladora.


    Saludos.

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