Tan pequeño.

Tal como una sacudida a la cobija que cubre la cama, la violenta revuelta que remueve polvo y recuerdos; sentimientos que salen a flote, rebotando unos contra otros. Así es como me sentí este Domingo, en que la vida me enfrenta y, en tan solo un momento, me hace ver qué pequeño soy, tan chiquito e impotente, tan vulnerable. Tan finito. Tan mortal.

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