Influenza, un año después.

En estos días se cumple un año de que comenzó la histórica contingencia sanitaria provocada por la influenza A H1N1, inicialmente conocida como la fiebre porcina, la cual pasó de ser una nota de interior de los diarios a ocupar las primeras planas de todos los medios a nivel nacional e internacional.

Primero en la capital del país, y luego en el resto del territorio nacional, escenas solo vistas en el cine se convirtieron en parte de la rutina diaria: cierre de escuelas, bares, antros, cines, teatros y demás sitios de reunión, además proliferación de cubre bocas, el uso obligatorio del gel antibacterial y, en general, de una nueva variedad de métodos, científicos o no, para intentar prevenir el contagio. Y es que no era para menos, la información generada daba cuenta de la peor de las pesadillas vuelta realidad.

Y así fue como vivimos durante semanas. Asustados muchos, incrédulos otros, preocupados de que la mortal influenza fuera a llegar, en este caso, al estado primero, y finalmente a la región y a la ciudad. Con los meses el virus llegó, de la misma forma que a todas las entidades del país y a buena parte de países en todo el mundo. Y también las dudas al respecto. Conspiracionistas como pocos, buena parte de la sociedad puso en tela de juicio la realidad sobre la enfermedad, pasando del sobadísimo tema de la cortina de humo a un complot para reactivar la economía mundial, o el negocio de las grandes farmacéuticas.

Sobre lo anterior, hay algo de verdad. Recientemente han iniciado investigaciones que implican a los laboratorios creadores de la vacuna anti A H1N1, y la desconfianza a la misma permeó no sólo en el país, sino en buena parte del planeta, entre ellos, los Estados Unidos, Francia y Argentina. La gente no se vacuna pues, son más las dudas que la certeza de morir contagiado.

A un año pues de iniciada, ahora sabemos que la influenza A H1N1 sí existe, pero que ni es porcina, ni se contagia tan fácilmente, y ni es tan mortal como se creía. Tenemos a nuestro favor la tal vez exagerada respuesta del gobierno federal –yen contraparte con la muy tardía del gobierno estatal-. Y un saldo negativo reflejado en el enorme daño económico causado al país y a su imagen. Y es que aun hay quienes piensan que el virus se generó en México. Aunque, si con todo lo anterior ganamos al menos el ser mas cuidadosos con la limpieza en general, se habrá ganado algo de esta historia de terror de la A H1N1.

Por cierto, Jalisco sigue inmerso en otra crisis epidemiológica, la del dengue, la cual sea tal vez más peligrosa que la influenza, pero que no ha merecido la total atención, a efecto de prevenir la transmisión de esta también mortal enfermedad. Y es que el dengue no es tan carismático pues.

*Publicado en "El Juglar", año 3, número 115. Sábado 24 de Abril de 2010.

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