La promotora de Banamex.


Qué sólo diez minutos tardaría en el trámite. Qué era muy rápido. Debí tomar en cuenta que era la tercera vuelta que hacía al módulo de Banamex para de antemano saber que los mentados diez minutos se estirarían hasta rebasar la hora.


Y no sé si la fantasía de los diez minutos sea por los trámites propios del banco, o se los deba cargar a la cuenta de la promotora que me atendió. Todo un caso. En el tiempo que estuve, primero en fila y luego en el módulo “de atención”, me vine a enterar que esta pobre chica vive enferma, que desde el mes de Diciembre vive con un dolor permanente (supongo que del año pasado, no puedo imaginar vivir trece meses adolorida y trabajando), que en más de una ocasión ha salido de su trabajo directo a la Cruz Roja. Y lo mejor, a todos los clientes nos vino a informar que la culpa de estar enferma es del banco. Que si porque la tienen justo debajo de los ductos del aire acondicionado, que si porque la tienen sentada en un banquito que no tiene nada de ergonómico, que si porque hablar mucho le hace daño.

Luego, vine a enterarme que el esposo se fue a vivir muy lejos hace ya cuatro años (y no lo culpo, seguramente también  fue responsable de alguna de las muchas enfermedades que esta chica nos enumeró en el tiempo que estuvimos esperando a que nos atendiera). Ah, y claro, también se quejó con nosotros de que ya no quiere que el esposo esté ausente, y que si no regresa mejor se piensa morir.

Pero claro, al margen de todo esto, muy segura de sí misma nos dijo que los productos que ofrece el banco al que representa son muy confiables y cómodos. Igual su enfermedad.

Pequeños detalles, pues.

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